Descubrir y experimentar, son dos cosas que todos deberíamos estar obligados a hacer. Por fortuna, con todo este boom de programas culinarios (Masterchef, Top Chef, Robin Food, Karlos Arguiñano ...), gran parte de la sociedad se ha quitado la boina de la cabeza y sale a disfrutar en sus ratos de ocio de propuestas gastronómicas no tradicionales e incluso se atreve a probar cocinas de otros países.
Un ejemplo claro es este restaurante tailandés del cual dispongo a escribir. Actualmente es la principal referencia dentro del joven barrio madrileño de Las Tablas, cómo se puede apreciar en la app de eltenedor.es. En un principio pensé que su suculento descuento del treinta por ciento tendría algo que ver, aunque después de haberlo pasado por allí, puedo asegurar que es de los mejorcito que he probado por la zona.
La comida tailandesa para resumirla brevemente, es una interesante mezcla entre la cocina china e india, dónde los sabores picantes no sólo son un pilar fundamental, sino que son motivo de orgullo. En la carta de Sanuk, encuentras muy bien detallado el nivel de picante de cada plato para no caer en una mala elección. Es más, si pides uno muy fuerte, te lo suelen advertir a la vez que te recomiendan otra cosa. Así que sabiendo cómo calza la perrita, me dispuse a pedir dos de las especialidades de la casa que no resultaran demasiado expectorantes: Pad Thai Goong y Gaen Gai Chuchi.
El primer plato son unos tallarines al estilo tailandés con langostinos. Van acompañados de lima y de una especia que pica considerablemente, para poder aderezar a nuestro gusto (más de uno lo agradecerá). Yo lo comí con el jugo de lima bien exprimido y una tercera parte del picante que tenía el recipiente.
Cada bocado se transformaba en una disputa de sabores, dónde el toque potente del picante alegraba al paladar junto a las juguetonas texturas de los tallarines y de las verduras (perfectas para mi gusto). Un plato intenso y jugoso a partes iguales. Muy recomendable para empezar (lo mejor de la comida).
El siguiente bajó el nivel. No deja de ser un pollo al curry aunque en este caso fuera chuchi cítrico. Es un sabor muy meloso, súper agradable, con un puntito ácido y picante demasiado disperso (nada que ver con los tallarines anteriores). Lo tome con un arroz jazmín super apelmazado que si fortalecía el conjunto a pesar de lo mal ejecutado que estaba.
Un buen segundo aunque me hubiera gustado algo más de Rock&Roll.
Y para terminar afeé la comida con un postre industrial. Un empalagosísimo coulant de chocolate con helando de vainilla. El típico coulant que te encuentras en cientos de restaurantes. Cero sorprendente y excesivamente saturador, junto a un helado mediocre y artificial. Tenía que haber sido fiel a mi primer pensamiento y no pedir postre ya que ninguno tenía pinta de ser tailandés y menos aún ... casero.
El resultado fue una comida bastante decente a un precio razonable (21€), en un local muy chulo dónde destacan negativamente los enormes lamparones de sus manteles, los platos llenos de dedazos grasientos y una atención más típica del chino del barrio que de un restaurante considerado cómo uno de los mejores tailandeses de Madrid. Ni hay que estar muy encima del comensal cómo últimamente se suele acostumbrar, ni tampoco hay que tirar los cubiertos encima de la mesa.
Pequeños detalles que si se mejoran, harán de este restaurante toda una referencia en la capital. Dicho lo cual, he de confesar que Sanuk ha despertado mi interés por una cocina que desconocida. Volveré ... eso seguro.
DIRECCIÓN: C/ Navarrete, 9 - Madrid
TELÉFONO: 634 952 117
WEB: ssanuk.com
FACEBOOK: facebook.com/Sanuk-Thaui
INSTAGRAM: No tienen cuenta
TWITTER: No tienen cuenta
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